martes, 2 de diciembre de 2008

Para descolonizar la Educación

Es preciso asumir la preeminencia de las culturas autóctonas en su propio continente.

Desde sus primeros contactos con la sociedad indígena los extranjeros se sintieron con el derecho a emitir opiniones y juicios sobre el valor de lo que presenciaban. Naturalmente, esos juicios fueron hechos dentro de las categorías y valores de su propia cultura. Fue gente, parte de una élite, que ejercía una dominación cultural y política a través de las instituciones del poder invasor. Se constituyeron en árbitros del buen gusto, ellos decidían en nombre de su sociedad lo que era bueno y lo que era malo, civilizado o primitivo. Muchos, desde su ignorancia, consideraron a las culturas nativas y sus expresiones y prácticas, sólo como manifestación del barbarismo de sociedades atrasadas y salvajes.

El colonialismo moderno de las repúblicas independientes continúa en el error de considerar a las culturas autóctonas como expresiones atrasadas del quehacer humano. Es una mentalidad que ha sido introducida desde una perspectiva etnocentrista, alimentada en textos de historia, en
la prensa y la televisión por los círculos culturales extranjeros para afianzar sus prerrogativas de control, sus influencias ideológicas y para conservar sus privilegios. Esta perspectiva ha dado origen al racismo y a la estereotipia, que actualmente deben soportar los pueblos originarios y sus culturas que están fuera del continente mental imperialista, llamado "mundo cristiano-occidental”.


Negarse a observar e ver las culturas nativas implica una persistente y grotesca forma de perseverar en el colonialismo cultural. Ellos dicen que el pensamiento indígena es tan extraño que sólo ellos pueden interpretarse correctamente a sí mismos.
Los Pueblos Originarios ya no son más un sistema cerrado cuya legitimidad deba provenir de ellos solamente. Toda la actividad desplegada por los antropólogos, los directores de museos, investigadores e historiadores, ha puesto en acción un movimiento de enormes proyecciones históricas, que entrelaza los intereses de ambas culturas, que ya no pueden ser separadas.

La única condición que cada cultura tiene derecho a exigir, es que su estudio e interpretación se haga dentro de los principios éticos que exigen leerla dentro de su propio contexto y por ningún motivo con juicios de valor previamente establecidos dentro de la idiosincrasia propia impuesta por los parámetros de otra cultura.

Un creciente número de intelectuales, profesores universitarios, docentes e historiadores ya asumieron una relación emocional con la cultura indígena, que aunque resulta difícil para la mentalidad occidental, les permite un acercamiento más real y comprensivo a ellas. Partiendo de esta intencionalidad afectiva se nos permite entender los conceptos de UNIDAD que emergen de su visión cosmológica. Una unidad sustancial entre los factores bióticos y abióticos que conforman la Biosfera y que es permanentemente actualizado a través de las formas de proceder y concebir la vida de relación y las prácticas 'religiosas'. La cultura indígena, a través de todas sus formas de manifestación, expresan los conocimientos de la naturaleza y de las cuestiones de la vida transmitidas a través de miles de generaciones; exteriorizadas en cantos, danzas, pinturas o grabados, como una forma de mantenerse cerca de las almas de sus antepasados, los ancianos padres, a fin de vincularse a ellos y requerir su intervención e influencia en las cosas y en las especies de la naturaleza, de la cual ellos forman parte.

No hay comentarios:

Datos personales

Mi foto
Soy un explorador de conocimientos, y los comparto.